En la lucha constante por informar desde la veracidad, el periodismo independiente colombiano enfrenta serios y variados desafíos que van desde la discriminación de género, raza e ideología, la censura y, por supuesto, la violencia. En este panorama, la memoria de Flor Alba Núñez Vargas, asesinada en 2015 se erige como un símbolo de la resiliencia y el sacrificio de los periodistas en las regiones más olvidadas del país.
Pitalito, Huila, se prepara para la entrega de la segunda edición del Premio de Periodismo de Investigación “Flor Alba Nuñez Vargas” como un homenaje póstumo a la valiente comunicadora caída cuando cumplía su labor en la emisora comunitaria La Preferida en su tierra natal
Este galardón, creado por la Corporación Periodística del Huila (CORPEHUILA), busca incentivar la investigación, pilar fundamental de un periodismo ético y comprometido reconociendo mediante la entrega de una estatuilla y un incentivo económico el trabajo de quienes se animaron a presentar sus investigaciones periodísticas.
Este miércoles 10 de septiembre de 2025, se premiará a quienes, con valentía, persiguen la verdad como una foirma de contribuir a la construcción de una sociedad bien informada . La entrega de este premio, respaldada por La Cámara de Comercio del Huila Seccional Pitalito, varias empresas de carácter privado de la región y el reconocimiento de fuerzas vivas del sur del Huila, es un acto de resistencia cultural y periodística.
Una vida dedicada a la verdad
Flor Alba Núñez Vargas, quien tenía 30 años al momento de su muerte, era una voz crítica en el sur del departamento, conductora de la sección de noticias de televisión local en TV Laboyana noticiero La Voz de la Región y como coordinadora de noticias en la emisora La Preferida Stereo. Su trabajo se enfocaba en denunciar temas de interés comunitarios, política local y denunciar la corrupción y el crimen, temas que, lamentablemente, la convirtieron en blanco de las fuerzas oscuras que determinaron su muerte. El 15 de septiembre de 2015, mientras llegaba a su trabajo, fue silenciada por un sicario. Su asesinato no solo truncó una carrera prometedora, sino que dejó una herida profunda en el periodismo regional.
La libertad de expresión en la mira

El asesinato de Flor Alba Núñez Vargas es un trágico recordatorio del alto costo que pagan los periodistas en las regiones de Colombia. La muerte de un periodista es un ataque directo a la libertad de expresión, pilar fundamental de la democracia. El mensaje es claro y brutal, si te atreves a denunciar, serás silenciado.
Para los comunicadores que trabajan fuera de los medios hegemónicos de Bogotá, el riesgo es aún mayor. Desprovistos de los recursos y la protección que brindan los grandes medios, los periodistas de provincia son un blanco fácil para los grupos armados y las redes de corrupción que dominan sus territorios.
La situación actual del periodismo en Colombia es precaria, los comunicadores de regiones apartadas no solo enfrentan la amenaza de la violencia, sino también la precarización laboral, la falta de recursos y la constante presión de actores políticos y económicos. La impunidad de los crímenes contra periodistas, como el de Flor Alba, perpetúa el ciclo de violencia y miedo. Honrar la memoria de Flor Alba no es solo un acto de justicia, sino un llamado urgente a proteger a los periodistas que, en las zonas de conflicto, defienden con su vida el derecho de los colombianos a estar informados.









Una respuesta
El reconocimiento que se le hace a Flor Alba Núñez por su labor periodística debe servir de faro para las y los periodistas que siguen su ejemplo, a costa incluso de sus vidas, pero sin desfallecer ante la obligación que tienen como periodistas de entregar información de calidad, bien investigada, a sus audiencias, puesto que una sociedad bien informada logra crecer en democracia.