Lo que debía ser la joya de la corona para la salud de los laboyanos se está convirtiendo en un paciente crítico conectado a un respirador artificial. La construcción del Hospital de Primer Nivel de Pitalito, una promesa de $33.700 millones, hoy enfrenta un pronóstico reservado. Retrasos crónicos, un contratista con un historial de sanciones y una guerra política entre la Alcaldía y el Gobierno Nacional.
Un contrato firmado “a las carreras”
Todo comenzó con un afán sospechoso. El contrato se firmó el 22 de diciembre de 2023, apenas nueve días antes de que terminara la vigencia fiscal y cambiaran los mandatarios locales.
La E.S.E. Municipal Manuel Castro Tovar adjudicó la obra al consorcio representado por la firma Consultoría y Construcción S.A.S. (ConyCon S.A.S.). Pero lo que encendió las alarmas de los entes de control no fue solo la fecha, sino la plata: se entregó un anticipo del 40%.
El Dato: Antes de poner el primer ladrillo, el contratista recibió en su cuenta cerca de $13.488 millones.
La pregunta que se hace la Procuraduría y la ciudadanía es simple: si ya se gastaron casi la mitad de la plata, ¿por qué dos años después la obra no va ni por la mitad?
Un historial de sombras
El corazón del problema parece estar en a quién se le entregó el contrato, pues el representante legal de la firma Consultoría y Construcción S.A.S., Juan Pablo Ricci Ruiz, no es un desconocido en el mundo de la contratación estatal, pero no precisamente por su eficiencia. La investigación revela que la E.S.E. contrató a una firma con “antecedentes clínicos” graves que fueron ignorados.
Algunos ejemplos del historial non santo de la firma son la sanción impuesta por el IDU, en Bogotá por incumplimiento total en obras viales (Resoluciones de 2017 y 2018); obras inconclusas en Huila, como el contrato con el FFIE para colegios que fue suspendido apenas un mes después de iniciar.
El nombre de la firma y su representante legal aparecen además con banderas rojas en el sistema PACO (Portal Anticorrupción de la Presidencia) y figuran en el Registro Nacional de Obras Inconclusas.
A pesar de esta “hoja de vida”, que incluía problemas en Bucaramanga y Nariño, se le entregó la responsabilidad de construir el hospital más importante del sur del Huila.
La realidad y promesa
En abril de 2024, el alcalde Yider Luna Joven puso la primera piedra prometiendo que el hospital estaría listo en febrero de 2025, sin embargo, la fecha se cumplió y el hospital no existe.
Son 24 meses desde la firma del contrato y, según los expertos del ministerio de salud, el avance de la obra sólo se aproxima al 45%, con el agravante de que , según los mismos expertos, la nueva fecha (mayo de 2026) definida gracias a las prórrogas otorgadas por el gobierno local, tampoco se podrá cumplir
El ritmo de trabajo es tan lento (menos del 2% mensual) que, de seguir así, la obra podría tardar hasta el 2028. El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, ya lo sentenció, “ la obra tiene cara de elefante blanco”.
Fuego cruzado
Mientras la obra avanza a paso de tortuga, la pelea política va a toda velocidad. El Hospital quedó atrapado en medio de una disputa entre el alcalde de Pitalito y el ministro de salud. Mientras el alcalde defiende la obra y asegura que las críticas del ministro son una persecución política por pertenecer a Cambio Radical, partido de oposición al gobierno Petro, el ministro Jaramillo ha denunciado el caso ante la Fiscalía y la Contraloría, advirtiendo corrupción y malos manejos. Como contraste, el ministro apoya y financia abiertamente al hospital del vecino municipio de Garzón, enviando un mensaje claro de “premio y castigo”.
¿Qué va a pasar?
El escenario es crítico, si el contratista ya se gastó el anticipo y ahora debe construir con recursos propios que no parece tener, se presentan tres caminos posibles.
El primero sería la cesión del contrato, es decir que Ricci Ruiz entregue el contrato a alguien más capaz, lo cual es poco probable.
La segunda opción es el colapso: que se declare el incumplimiento, se cobren las pólizas y la obra quede parada por años mientras se resuelve el lío jurídico, y la tercera la agonía, o sea que se sigan dando prórrogas eternas a una obra que avanza “a goteras”.
El llamado a los laboyanos
La ciudadanía no puede ser un espectador más. Es urgente que las veedurías exijan a la Contraloría una auditoría forense inmediata. Necesitamos saber dónde están los $13 mil millones del anticipo antes de que el Hospital de Pitalito pase de ser un sueño a ser una ruina de concreto.
