La Administración Municipal y el Instituto de Cultura, Recreación y Deporte preparan una noche de tradición y conciencia social en el Valle de Laboyos.
Este miércoles 10 de diciembre, Pitalito se viste de luces, alegría y esperanza, cuando la Administración Municipal, en conjunto con el Instituto de Cultura, Recreación y Deporte (ICRD), enciendan el tradicional alumbrado navideño en el parque principal José Hilario López.
A las 7:00 p.m., se iniciará una velada diseñada para iluminar las calles, y encender el espíritu de la unión familiar, un evento que marca el comienzo de las festividades decembrinas en el municipio con una agenda cultural que promete rescatar la esencia de la Navidad.
Más allá de las luces, la noche contará con espectáculos artísticos de alto nivel local, como el show “El Baile Mágico de la Navidad”, a cargo de la reconocida agrupación Semillas Laboyanas y el Show “Dulce Navidad”, una puesta en escena de Fundharte Danza.
El evento se enmarca en la campaña de conciencia social, “La magia de compartir. ama la vida, apaga la pólvora”, un mensaje que busca proteger la integridad de los habitantes y la fauna del municipio.
El alumbrado público en Colombia
La tradición de los alumbrados navideños financiados por las alcaldías en Colombia tiene un hito histórico en Medellín, donde las Empresas Públicas (EPM) transformaron la iluminación decembrina en un motor de turismo mundial desde mediados del siglo XX. Lo que comenzó como una decoración modesta, hoy es una estrategia de marketing territorial que ciudades como Pitalito han adoptado.
¿Por qué es importante? Más allá de la estética, estos espacios funcionan como catalizadores de la economía nocturna (vendedores ambulantes, restaurantes y transporte). Sin embargo, el debate sobre los costos siempre está vigente.
El Costo.
Históricamente, la inversión en el alumbrado navideño en Pitalito ha oscilado en cifras significativas que superan los dos mil millones de pesos en vigencias anteriores. Para este 2025, aunque la cifra exacta no se ha dado a conocer por parte de la administración municipal, se estima una inversión robusta justificada en la reactivación económica y el bienestar social.
Sus críticos suelen argumentar que estos recursos podrían destinarse a obras de infraestructura, mientras que defensores, comerciantes y del sector turismo, sostienen que el retorno de inversión se ve en el flujo de visitantes y la salud mental colectiva.
La Pólvora, el enemigo silencioso
Desde una perspectiva de salud pública y veterinaria, el uso de la pólvora es una práctica obsoleta y peligrosa. La campaña “Ama la vida, apaga la pólvora” no debe quedarse solo en un eslogan, para convertirse en una exigencia que amerite controles efectivos y sanciones.
La manipulación de pirotecnia por inexpertos, frecuentemente bajo efectos del alcohol, deriva en quemaduras de segundo y tercer grado, amputaciones de falanges y lesiones oculares irreversibles, de las que los niños, lamentablemente, siguen siendo las principales víctimas.
Impacto negativo
Los perros y gatos poseen una audición mucho más aguda que la humana, por lo que las detonaciones les provocan cuadros de pánico, taquicardia, temblores y desorientación, lo que a menudo resulta en huidas, atropellamientos o infartos fulminantes.
Pitalito, siendo un corredor biológico, alberga aves que sufren enormemente por las explosiones que causan el abandono de nidos y, por tanto, muerte de crías y choques contra estructuras debido al aturdimiento nocturno.
La navidad retornar al tejido social
Finalmente, es vital recordar que el alumbrado navideño es una excusa para el encuentro en una época donde la Navidad corre el riesgo de convertirse meramente en una transacción comercial, por lo que espacios como el del parque José Hilario López nos invitan a pausar.
La verdadera construcción de tejido social no se compra en un centro comercial; se teje compartiendo con el vecino, disfrutando del arte local con grupos como Semillas Laboyanas y Fundharte, y respetando la vida al no usar pólvora. Esta inauguración es una oportunidad para reivindicar el fervor de una tradición que debe ser sinónimo de paz y no de ruido.








